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Welcome to Las Vegas

1 marzo, 2018

La última jornada en San Francisco ha sido la más relajada. Hemos empezado el día con un típico desayuno americano, en un típico local abierto las 24 horas y con la típica camarera rellenando las tazas de café. Todo muy típico, pero la camarera era salvadoreña.

Luego disponíamos de tiempo hasta el mediodía para realizar las últimas compras o visitas. Y como, aunque parezca mentira, todavía no habíamos montado en tranvía esa ha sido nuestra primera elección. Una de las líneas empieza junto al hotel y allí hemos ido de cabeza. Eso sí, tras pagar los 7 pitxardos que cuesta subirse al tranvía.

Todos como niños buenos, sentaditos en la parte exterior a pesar de la temperatura fresquita del día. Vaciles varios, fotos y vídeos, y antes de lo esperado llegamos a la última estación. Y como lo hacemos cerca de la costa, toca paseíto hacia el Golden Gate.

Antes de llegar a él, el grupo se separa. Unos se van de shopping mientras otros se encaminan hacia el Golden Gate Park: debe ser el parque urbano más grande de EE.UU., mayor que Central Park.

Vuelta al hotel para recoger las maletas, no sin antes darnos un homenaje de costillas de cerdo en un local muy recomendable. Transporte urbano hasta el aeropuerto y hacer las gestiones habituales para volar a las 17:35 a Las Vegas.

Tras un vuelo tranquilo de poco más de una hora, llegamos a la ciudad de los neones y el juego. Ya desde al aire se hace palpable su luminosidad. Ahí deberíamos juntarnos al resto del grupo que llega hoy, pero los trámites aduaneros los atrasan y no les vemos hasta que llegan al lobby del hotel.

Una vez acomodados y flipando con todo el meneo de ruletas, tragaperras y demás, salimos a dar una vuelta con la boca abierta. Parecemos Paco Martínez Soria… todo es exagerado, todo es cartón piedra, todo es excentricidad, todo es mayúsculo.

Caminamos desde nuestro Hotel Luxor hasta el conocido Bellagio, para ver brotar sus fuentes al ritmo de la música y buscar un lugar donde cenar. Eso sí, con algunas cervecitas de hidratación que acompañen las hamburguesas. Luego cada pájaro a su olivo, que el jet-lag de los recién llegados no perdona. Ya habrá tiempo de conocer más a fondo lo que se esconde tras los neones.

Ah, y el rugby llegará, que para eso hemos venido… o no? Partidos? Qué partidos?

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